
“Campamentos” a la orilla del mar
Otros prefirieron armar por si mismos sus propios “campamentos” a la orilla del mar.Quienes no contaban con sombrillas improvisaron con cuanto tenían a la mano, desde sabanas, mantas y toallas hasta bolsas de plástico para hacerse de sombra.Llegan con todo para disfrutar un día de playa
A lo largo de la jornada se fue incrementando el número de paseantes, armados con hieleras, mesas y sillas plegables, aparatos de sonido para poner el ambiente musical y bailar sobre la arena y bajo los rayos del sol.Botanas, frituras, kibis, polcanes, cacahuates y sandwiches de paté de queso, pollo o jamón fueron algunas de las entradas y tentempiés que los visitantes degustaban mientras llegaba la hora de la comida, donde su majestad el pescado frito tuvo, como es tradicional, gran demanda, seguido por el ceviche de pescado, camarón, pulpo o mixto, cocteles, filete empanizado, camarones fritos o al coco y una amplia variedad de especialidades.Todo tipo de artículos en venta
Los adultos disfrutaron de sus cervezas favoritas o preparaban cheladas y micheladas para variar, mientras los más pequeños apaciguaban la sed con refrescos embotellados.Vendedores de juguetes inflables, googles, visores y salvavidas ofrecían su colorida mercancía entre el público, igual que lo hacían vendedores de manualidades y fruta fresca. También fuero n de gran demanda los paseos en bote banana y masajes relajantes.Vigilancia de policías y personal de la Cruz Roja
En calles del malecón la vigilancia estuvo a cargo de personal de la policía del puerto, así como de elementos de la SSP, incluyendo el agrupamiento canino.En la playa personal de salvamento de la Cruz Roja realizaba rondines a la orilla del mar.Echan a volar la imaginación
Precisamente a la orilla del mar afloraba la creatividad e imaginación de chicos y grandes elaborando castillos y construcciones de arena, desde los más sencillos y elementales hasta los más sofisticados, como una réplica en miniatura del Castillo de Chichen Itzá.Con la llegada de la tarde los visitantes aprovecharon para recorrer el muelle de chocolate y el malecón internacional para tomarse la foto del recuerdo en los diversos “sets” montados en el lugar para captar una divertida imagen al tiempo que el sol marca su ruta al ocaso y con él no un adiós a las vacaciones de verano sino un hasta pronto a las vacaciones del próximo año.— Por Emanuel Rincón BecerraFuente: Diario de Yucatán
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