

Rusia continúa dando pasos en su objetivo de eliminar cualquier lazo con Occidente como respuesta a las fuertes sanciones que se siguen imponiendo por la invasión a Ucrania. Su plan es suprimir el uso de aviones Airbus y Boeing, y sustituirlos por aeronaves nacionales, como los MS-21. (Rusia: habrá represalias contra la aviación europea)
El conglomerado estatal, Rostec, ha afirmado que “los aviones extranjeros abandonarán la flota de las aerolíneas”. Sentencia que es una decisión “irreversible”, y “los aviones de Boeing y Airbus nunca volverán a ser entregados a Rusia”. “No esperamos que se suavicen las sanciones, y estamos elaborando nuestros planes basándonos en el duro escenario actual”.
Este anuncio oficial ya era un secreto a voces. Hace algunas semanas se conoció que su aerolínea de bandera, Aeroflot, había encargado la entrega de 339 aviones de fabricación 100% rusa. De esta cifra, casi 300 eran de los modelos de última generación Superjet 100, MS-21 y Tu-214. (Aeroflot comprará 300 aviones rusos nuevos)
Estos se utilizarían para sustituir a las cerca de 230 aeronaves Boeing y Airbus con las que cuenta la compañía. Sin embargo, se espera que el MS-21 esté operativo entre 2024 y 2026, lo que podría retrasar las previsiones rusas.
Otro de los frentes abiertos es el mantenimiento de los aviones actuales hasta que se produzca el cambio de flota. La aviación rusa está completamente aislada en este sentido, y desde febrero de 2022 las cosas no han hecho más que empeorar, poniendo en duda la fiabilidad de los aviones por la falta de repuestos y piezas.
A ello hay que sumar que los fabricantes locales tendrán que trabajar a destajo en el desarrollo de motores propios. “A partir de este año, no dependemos de la cooperación internacional con los países occidentales. Podemos decir con confianza que el MS-21 con motores de fabricación estadounidense no se entregará al mercado ruso”, concluye Rostec.
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