
A bulldozer clears jungle for the construction of section 4 of the new Mayan Train route, near Nuevo Xcan, Chemax, Yucatan, Mexico, March 3, 2022. In the eyes of President Andres Manuel Lopez Obrador, the railway his government is building - known as the Tren Maya - will bring modern connectivity to areas for generations deprived of significant economic benefits. But pristine wilderness and ancient cave systems beneath the jungle floor are critically endangered by the railway and its hasty construction, droves of scientists and environmental activists say. REUTERS/Jose Luis Gonzalez
Mérida, Yuc. 18 de dic.- (Diario de Yucatán) La organización internacional ambientalista Greenpeace lanzó una serie de críticas al gobierno federal en relación con los impactos ambientales y sociales del ferrocarril construído en la Península de Yucatán, el megaproyecto insignia de la administración, que recientemente completó su fase de inauguración.
La ONG ambientalista hizo eco de las denuncias de ambientalistas sobre la deforestación masiva y los posibles daños irreversibles a los ecosistemas de la región peninsular en cenotes, suelos, flora y fauna nativa.
El tren que promete ser una plataforma de desarrollo económico y turístico en la región, fue puesto en marcha de los últimos tramos de los sietes proyecto. Tras la ceremonia pública política, Greenpeace emitió un comunicado en el que cuestionó diferentes afirmaciones realizadas, aunque sin mencionar directamente contra quiénes.
Uno de los principales puntos de preocupación de Greenpeace es la deforestación que ha acompañado la construcción del tren. El organismo de la sociedad civil subrayó que, el proyecto ha destruido unos 10 millones de árboles de selva baja, afectando alrededor de 7 mil hectáreas de selva.
Greenpeace sostuvo que, aunque se han creado áreas protegidas como parte de la compensación del proyecto, esto no puede remediar el daño irreversible a ecosistemas únicos y vulnerables que han sido fragmentados por la obra.
“La protección del medio ambiente no se puede justificar cuando el daño ya es irreversible. Las áreas protegidas no devuelven la biodiversidad perdida ni restauran los ecosistemas que han sido destruidos”, advirtió la organización.
Por otro lado, el gobierno federal defendió en su discurso inaugural que esta vía de movilidad se diseñó para mitigar sus impactos en la naturaleza y promover el turismo sostenible. Según el proyecto beneficia a las comunidades locales al fomentar la conservación de nueve áreas naturales protegidas y siete áreas de protección, con un total de más de 1.3 millones de hectáreas.
Sin embargo, Greenpeace planteó serias dudas sobre la viabilidad del turismo masivo como un modelo sustentable. La organización advirtió que este tipo de turismo exacerba la sobreexplotación de los recursos naturales y contribuye al desplazamiento de comunidades indígenas, que se ven afectadas por la expansión de megaproyectos inmobiliarios y turísticos en la región.
Además, Greenpeace destacó que la selva está siendo talada a un ritmo alarmante de 190 hectáreas diarias, con un aumento en los cambios de uso de suelo y un proceso de privatización de tierras que pone en riesgo la integridad del ecosistema. También cuestionó la afirmación de que el proyecto ha sido construido para las comunidades locales, aludiendo a las numerosas denuncias de comunidades que señalan irregularidades en los procesos de consulta, la falta de consentimiento informado y las afectaciones a sus territorios y modos de vida.
Otro de los puntos que Greenpeace destacó en su comunicado es la falta de transparencia en la ejecución del tren, especialmente en relación con el uso de recursos públicos. La ONG pidió que se explique por qué más de la mitad de los fondos destinados a mitigar los efectos del cambio climático se han redirigido hacia este megaproyecto, que, según Greenpeace, pone en peligro la biodiversidad y la estabilidad ambiental de la región.