
Grisel Chan.- Mérida, Yuc. 30 de dic. – El acelerado crecimiento industrial en Yucatán, impulsado en parte por la expansión de cementeras y caleras, ha generado importantes beneficios económicos y sociales, pero también desafíos ambientales significativos. Estas industrias, fundamentales para la construcción y el desarrollo urbano, enfrentan cuestionamientos por sus efectos en la calidad del aire, el agua y los ecosistemas locales.
Alan García Lira, presidente del Colegio de Ingenieros Químicos de Yucatán, explicó que un problema recurrente son las emisiones de micropartículas generadas en los procesos de producción. Aunque las fábricas utilizan sistemas de filtrado como los «scrubbers» para minimizar su dispersión, su funcionamiento no siempre es óptimo.
Estas partículas pueden afectar la calidad del aire y, en zonas húmedas como Yucatán, ser transportadas al suelo por el agua de lluvia, incrementando el riesgo de impactos respiratorios en comunidades cercanas.
Otro tema de preocupación, según García Lira, es la posible contaminación del acuífero yucateco, uno de los recursos hídricos más valiosos de la región. Los residuos industriales, como polvos y lodos, pueden alterar la composición química del agua subterránea, incrementando su alcalinidad y afectando tanto el consumo humano como los ecosistemas acuáticos, incluidos cenotes.
Aunque el impacto detectado hasta ahora es moderado, el especialista subrayó la importancia de un monitoreo constante para prevenir daños irreversibles.
Además, la liberación de metales pesados, como plomo y mercurio, representa un riesgo latente. García Lira advirtió que, aunque no se han registrado concentraciones significativas en Yucatán, es esencial mantener controles estrictos para evitar que estos elementos lleguen al suelo o al agua.
La implementación de sistemas avanzados de reciclaje y manejo seguro de residuos resulta clave para reducir este peligro.
Finalmente, García Lira enfatizó la necesidad de que las autoridades ambientales, como la PROFEPA y la Secretaría de Desarrollo Sustentable, junto con las empresas cementeras, intensifiquen la vigilancia del cumplimiento normativo.
Esto incluye mediciones periódicas de calidad del aire, agua y suelo, así como la promoción de tecnologías que reduzcan el impacto ambiental de la industria, señaló.