
Estos pequeños polinizadores hacen grandes aportes y son fundamentales para otras especies, además de los humanos, por lo que la ausencia de las abejas en el planeta provocaría efectos en cadena.

Las abejas, uno de los principales polinizadores del planeta, están disminuyendo a nivel mundial. Esto es preocupante, ya que la polinización es esencial para la producción de más del 75% de los cultivos mundiales, como frutas, verduras, frutos secos y semillas. La pérdida de hábitat, las prácticas agrícolas intensivas, los cambios en los patrones climáticos y el uso excesivo de agroquímicos son las principales causas de esta disminución.
La extinción de las abejas tendría graves consecuencias en los ecosistemas. Algunas plantas, como muchas orquídeas, dependen exclusivamente de abejas específicas para su polinización y morirían sin intervención humana. Esto alteraría la composición de sus hábitats y afectaría a las redes tróficas de las que forman parte, lo que podría desencadenar nuevas extinciones o disminuciones de los organismos dependientes.
Además, muchas plantas que también son polinizadas por otros seres vivos producirían menos semillas y tendrían un menor éxito reproductivo, lo que también alteraría los ecosistemas. La extinción de las abejas tendría un efecto en los sistemas alimentarios, ya que estas polinizan muchas plantas que producen alimentos. Si bien la alimentación humana depende en gran parte de los cereales, muchas frutas y verduras son polinizadas por insectos y no podrían cultivarse a gran escala sin las abejas.
La disminución de las poblaciones de abejas también afectaría la disponibilidad y diversidad de productos frescos y la nutrición humana probablemente se resentiría. La FAO advierte que, de continuar esta disminución, algunos cultivos nutritivos como las frutas, los frutos secos y muchas hortalizas serían sustituidos por cultivos básicos como el arroz, el maíz y las patatas, lo que daría como resultado una dieta desequilibrada.
Por lo tanto, es importante fortalecer las medidas destinadas a proteger a las abejas y otros polinizadores. El Día de la Tierra, que se celebra cada año el 22 de abril, es una buena ocasión para conocer más sobre la importancia de las abejas y su papel en los ecosistemas y la producción de alimentos.