Un canal interoceánico en el Istmo de Tehuantepec: ambición, costos y polémica
El empresario Miguel Quintana Pali, fundador del grupo Xcaret, propuso al gobierno de Claudia Sheinbaum la construcción de un Canal Interoceánico en México que compita con el de Panamá, con capacidad para 190 barcos diarios (cuatro veces más que los 45 actuales del canal centroamericano).
El proyecto, presentado mediante un estudio financiado por Quintana, requeriría una inversión de 218 mil millones de dólares (4.3 billones de pesos), equivalente a la mitad del presupuesto federal de 2025. Ubicado en Veracruz y Oaxaca, el canal cruzaría el Istmo de Tehuantepec en 15 horas, generando ingresos anuales estimados en 19,327 millones de dólares. Sin embargo, su viabilidad económica y ambiental ya genera escepticismo, mientras el gobierno prioriza su propio Corredor Interoceánico, un proyecto multimodal en la misma región.
Quintana Pali apuesta por un «sueño faraónico»: eficiencia y rentabilidad sobre los riesgos
El arquitecto y empresario defendió su propuesta como una alternativa superior al Canal de Panamá, argumentando que México podría capitalizar su posición geográfica estratégica para reducir tiempos y costos logísticos globales. Según el estudio que presentó
- Capacidad sin precedentes: 150 buques diarios en su fase inicial (ampliable a 190), con utilidades brutas de 11,717 millones de dólares anuales antes de gastos financieros.
- Tiempo récord: 15 horas de tránsito entre océanos, frente a las 8-10 horas del Canal de Panamá (pero con mayor capacidad de flujo).
- Inversión escalonada: 218,157 millones de dólares en 15 años, con un costo anual de 15 mil millones de dólares
Quintana, quien construyó un imperio turístico en la Riviera Maya (Xcaret, Xplor, Xavage), asegura que el proyecto no compite con el Corredor Interoceánico del gobierno —que incluye ferrocarriles y puertos—, sino que lo complementa. Sin embargo, críticos señalan que el impacto social y ambiental en 79 municipios del Istmo (con 2.3 millones de habitantes) podría ser devastador, además de la falta de claridad sobre el financiamiento en un contexto de austeridad fiscal.
¿Por qué importa? Tres claves del debate
- Geopolítica y comercio global:
- México podría romper el monopolio de Panamá en el tráfico marítimo, atrayendo rutas de Asia a EE.UU. y Europa.
- Riesgo: Una obra de esta magnitud requeriría garantías de seguridad para inversores, en una región con conflictos sociales y crimen organizado.
- Costo vs. beneficio económico:
- El proyecto absorbería el 50% del presupuesto federal de 2025, lo que podría desviar recursos de programas sociales o infraestructura básica.
- Promesa de rentabilidad: Si cumple las proyecciones, generaría ingresos equivalentes al 2% del PIB mexicano, pero expertos dudan de su sostenibilidad a largo plazo.
- Impacto ambiental y social:
- El Istmo de Tehuantepec es una zona de alta biodiversidad y comunidades indígenas (zapotecas, mixes), que ya han rechazado megaproyectos como eólicos o el mismo Corredor Interoceánico.
- Desplazamientos forzados y alteración de ecosistemas podrían generar conflictos legales y resistencia ciudadana.
Gobierno analiza, pero apuesta por su propio modelo: ¿coexistencia o competencia?
El ejecutivo federal no ha rechazado ni aceptado la propuesta de Quintana Pali, pero su enfoque actual es el Corredor Interoceánico del Istmo, un proyecto de 10 mil millones de dólares que incluye:
- Ferrocarril transístmico (ya en operación parcial).
- Modernización de puertos en Salina Cruz (Oaxaca) y Coatzacoalcos (Veracruz).
- Zonas económicas especiales para atraer inversión privada.
Mientras el gobierno evalúa el estudio, fuentes cercanas a la presidencia señalan que un canal de las dimensiones propuestas no es prioridad en el corto plazo, dado su costo y complejidad. Quintana Pali, por su parte, insiste en que el proyecto es viable con participación público-privada, aunque no ha detallado posibles socios internacionales. Próximos pasos:
Dato clave:
El Canal de Panamá tardó 10 años en construirse (1904-1914) y costó 375 millones de dólares de la época (ajustados a inflación, unos 11 mil millones actuales). El proyecto mexicano sería 20 veces más caro.