La obesidad le cuesta a México 9 veces más que lo recaudado por impuestos a la comida chatarra
Una crisis sanitaria con precio: 1.78% del PIB
México enfrenta una paradoja costosa: mientras la obesidad y el sobrepeso consumen 445,791 millones de pesos anuales (1.78% del PIB), los impuestos saludables apenas recaudan 0.19% del PIB, según datos del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP). Expertos y autoridades, como el secretario de Salud, David Kershenobich, y la directora del CIEP, Alejandra Macías Sánchez, advierten que el consumo excesivo de bebidas azucaradas y ultraprocesados —166 litros per cápita al año— acorta hasta 10 años la esperanza de vida y disparan enfermedades crónicas. La solución propuesta: elevar estos impuestos al 0.6% del PIB para financiar salud pública y frenar una epidemia que ya afecta al 80% de los mexicanos y al 93.6% de los escolares.
Gobierno y expertos exigen impuestos que «duelan»: «No basta con ajustes por inflación»
El secretario de Salud, David Kershenobich, vinculó directamente el consumo de refrescos con 1 de cada 3 casos de diabetes y todas las enfermedades cardiovasculares en el país, cifras que respaldan la urgencia de medidas radicales. Por su parte, Alejandra Macías (CIEP) defendió que los impuestos deben:
- Triplicar su recaudación (de 0.19% a 0.6% del PIB), generando hasta 300,000 millones de pesos anuales.
- Gravar por contenido de azúcar, no por litro, para penalizar productos más dañinos.
- Superar la inflación en los aumentos: «Si solo se ajusta al alza de precios, el consumo no cambia», advirtió.
Macías también desestimó las reformulaciones de la industria (como reducir azúcar o usar edulcorantes) como «soluciones cosméticas», pues persisten riesgos como alteraciones en la microbiota intestinal (incluso en versiones «Light») y aumento del 23-31% en infartos. Su postura es clara: «Necesitamos que estos productos dejen de ser accesibles, no solo que cambien de etiqueta».
- Costo humano: La obesidad y sus complicaciones (diabetes, hígado graso, daño renal) reducen la productividad y saturan el sistema de salud, con 445,000 millones de pesos anuales en gastos directos e indirectos.
- Fracaso de las medidas blandas: Aunque México pionero en etiquetados de advertencia y restricciones escolares, el consumo de ultraprocesados sigue en ascenso, especialmente en niños y adolescentes (93.6% bebe refrescos diariamente).
- Riesgo de inacción: Sin impuestos disuasorios, la esperanza de vida seguirá cayendo y el país mantendrá su liderazgo global en obesidad infantil, con consecuencias económicas a largo plazo (menor fuerza laboral, mayor gasto en pensiones por discapacidad).
El debate está servido: el CIEP y aliados impulsan una reforma al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) para que sea progresivo según el daño nutricional, pero enfrentan dos obstáculos clave:
- Presión de la industria: Sectores como ConMéxico (que agrupa a Coca-Cola, PepsiCo y Bimbo) han bloqueado antes aumentos significativos, argumentando pérdida de empleos.
- Voluntad legislativa: El gobierno de Claudia Sheinbaum aún no define si incluirá la propuesta en su paquete fiscal 2026, aunque el secretario Kershenobich ya respaldó públicamente la medida.
Mientras, los expertos insisten: «El momento es ahora. Cada año de retraso son miles de vidas y miles de millones perdidos». La pregunta es si México optará por salvar vidas o proteger intereses.
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