La mayor expansión de infraestructura energética en décadas: 6,735 km de líneas y 524 subestaciones
«Transformación histórica para evitar apagones y abaratar costos»
El gobierno mexicano anunció una inversión récord de 163,540 millones de pesos (2025-2030) para modernizar la red de transmisión eléctrica, con el objetivo de garantizar suministro confiable a 50 millones de usuarios, reducir pérdidas energéticas y prepararse ante desastres naturales. El plan, liderado por la Secretaría de Energía (Sener) y la CFE, incluye 275 nuevas líneas estratégicas (6,735 km) y 524 subestaciones, además de tecnologías inteligentes para monitoreo en tiempo real.
La iniciativa busca descongestionar puntos críticos, integrar energías limpias y evitar alzas en tarifas por encima de la inflación, en un contexto donde la demanda eléctrica crece 3% anual. Autoridades insistieron en que la obra no será privatizada, argumentando que se trata de un «asunto de seguridad nacional».
Postura del gobierno: «Infraestructura pública o riesgo de colapso»
La secretaria de Energía, Luz Elena González Escobar, defendió el plan como «la columna vertebral de la soberanía energética», comparando las redes de transmisión con «autopistas de la electricidad» que conectan centrales generadoras (como las de Salamanca, Guanajuato, y Villa de Reyes, SLP) con hogares e industrias.
Argumentos clave:
- Urgencia técnica: El 40% de la red actual tiene más de 30 años de antigüedad, con equipos obsoleto que genera pérdidas del 8% en transmisión (cifra superior al promedio de la OCDE).
- Justicia social: Evitar que empresas privadas controlen la infraestructura, lo que —según González— podría derivar en «tarifas abusivas» como en otros países de la región.
- Tecnología: Inversión en redes inteligentes, sensores de vibración/temperatura y sistemas predictivos para reduccir tiempos de restauración tras huracanes (de 72 a 24 horas).
La directora de la CFE, Emilia Calleja Alor, detalló que ya hay 5,000 técnicos trabajando en mantenimiento, con avances como la sustitución de 1,200 transformadores en 2025 y monitoreo remoto en 15,000 km de líneas.
¿Por qué importa?
- Economía:
- Evitar apagones que en 2023 costaron $1,200 millones de pesos en pérdidas industriales (datos de Coparmex).
- Tarifas estables: El gobierno promete que el aumento no superará la inflación, en contraste con alzas del 15% en Chile o 20% en Argentina por privatizaciones.
- Medio ambiente:
- Integración de renovables: Las nuevas líneas permitirán conectar parques solares y eólicos en Oaxaca, Yucatán y Chihuahua, clave para cumplir la meta de 35% de energía limpia en 2024 (ley actual).
- Riesgos:
- Dependencia tecnológica: Críticos (como el IMCO) advierten que la CFE carece de capacidad para operar sistemas inteligentes sin alianza con empresas extranjeras.
- Corrupción: La Auditoría Superior detectó en 2024 sobrecostos del 12% en proyectos similares de la pasada administración.
El plan ya está en ejecución: en agosto de 2025, se licitaron los primeros 1,800 km de líneas en el sureste (Tabasco, Campeche y Quintana Roo), zona prioritaria por su vulnerabilidad a huracanes. Para diciembre, se esperan contratos para 100 subestaciones en el Bajío, región con mayor demanda industrial.
Próximas fases:
- 2026: Inicio de obras en el Corredor Interoceánico (Istmo de Tehuantepec), con inversión de $22,000 mdp.
- 2027: Implementación de blockchain para transparentar contratos, según anunció la CFE.
- Meta 2030: Reducir pérdidas de transmisión al 4% (estándar de países desarrollados).
Desafío inmediato: Convencer a inversionistas privados —como Iberdrola o Enel— de participar en licitaciones bajo el modelo de «asociación público-privada sin concesiones», como exige la 4T. El sector energético observa con escepticismo si la CFE podrá cumplir plazos sin socios estratégicos.
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