Experimento con células madre en la Estación Espacial Internacional muestra daños equivalentes a años en la Tierra, pero también esperanza para revertirlos

Pasar apenas un mes en el espacio puede envejecer el cuerpo humano a un ritmo alarmante, equivalente a años en la Tierra. Asà lo demostró un estudio publicado el año pasado en Cell Stem Cell, liderado por cientÃficos de la Universidad de California en San Diego (UCSD), que analizó los efectos de la microgravedad en células madre humanas. Los resultados, obtenidos en misiones de SpaceX a la Estación Espacial Internacional (EEI), revelan daños celulares acelerados, pero también abren la puerta a posibles terapias para astronautas y aplicaciones contra el envejecimiento en la Tierra.
El equipo, dirigido por la bioquÃmica Jessica Pham, envió al espacio células madre hematopoyéticas —responsables de generar sangre— en un sistema diseñado para cultivarlas en gravedad cero. Tras exponerlas entre 32 y 45 dÃas a condiciones espaciales, los investigadores observaron cambios drásticos: las células producÃan más proteÃnas inflamatorias, sufrÃan daños en su ADN y sus telómeros (estructuras protectoras de los cromosomas) se acortaban a una velocidad anormal. En la Tierra, este proceso de degradación toma décadas; en órbita, ocurrió en semanas.
«El espacio es la prueba de estrés definitiva para el cuerpo humano», advirtió la doctora Catriona Jamieson, coautora del estudio. La combinación de microgravedad y radiación cósmica no solo acelera el envejecimiento celular, sino que también desactiva mecanismos de supresión genética, activando zonas del ADN que normalmente están «apagadas». Esto podrÃa debilitar el sistema inmunológico y aumentar el riesgo de enfermedades como el cáncer.
¿Hay esperanza? Las células pueden recuperarse
Aunque los hallazgos son preocupantes, el estudio encontró un dato alentador: al regresar a la Tierra, algunas células lograron revertir parte del daño. Cuando se colocaron sobre tejidos jóvenes y sanos, muchas recuperaron funciones normales, sugiriendo que los efectos del espacio podrÃan no ser permanentes. Este descubrimiento es clave para desarrollar terapias protectoras en futuras misiones largas, como viajes a Marte, y para entender mejor el envejecimiento en la Tierra.
«Si podemos estudiar el envejecimiento acelerado en el espacio, quizá podamos frenarlo en la Tierra», explicó Pham. El equipo subrayó que estos modelos de vuelos cortos (como los realizados con SpaceX) son una herramienta valiosa para investigar no solo los riesgos espaciales, sino también enfermedades relacionadas con la edad y ciertos tipos de cáncer.
El estudio, financiado por la NASA y el Instituto Nacional del Cáncer de EE.UU., marca un avance en la medicina aeroespacial y en la búsqueda de soluciones para prolongar la salud humana, tanto dentro como fuera del planeta.
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