Un estancamiento prolongado podría acelerar la recesión en un contexto de desempleo creciente, caída de la confianza y recortes de la Fed

El cierre parcial del gobierno federal de Estados Unidos, iniciado el 1 de octubre de 2025, podría agravar la frágil situación económica del país si se extiende más allá de unas semanas. Aunque los cierres breves suelen tener efectos limitados, expertos advierten que, en esta ocasión, la combinación de un mercado laboral en crisis, la pérdida de confianza de consumidores y empresas, y la falta de soluciones estructurales convierte este episodio en un riesgo mayor: el detonante de una recesión.
Impactos inmediatos y el precedente de 2018-2019
El cierre actual, provocado por el fracaso de demócratas y republicanos para aprobar el presupuesto de parte del gobierno, ha dejado a cientos de miles de empleados federales sin salario y ha paralizado servicios no esenciales. El último cierre prolongado —35 días entre diciembre de 2018 y enero de 2019— costó a la economía $11,000 millones en PIB, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO). Aunque gran parte de esa pérdida se recuperó después, $3,000 millones se perdieron permanentemente, un golpe modesto para una economía de $30 billones, pero significativo en un contexto de debilidad.
Sin embargo, el verdadero peligro ahora radica en los efectos indirectos. «El gasto de los consumidores representa el 70% de la actividad económica de EE.UU.», explica John W. Diamond, economista de la Universidad Rice. «Si la confianza sigue cayendo —como muestran los datos recientes—, el consumo se frenará, y eso sí podría llevar a la economía a una recesión».
Un mercado laboral en números rojos
El cierre llega en un momento crítico para el empleo. En agosto de 2025, la economía solo creó 22,000 puestos de trabajo (frente a los 73,000 de julio), y las cifras de meses anteriores se revisaron a la baja en 258,000 empleos. Peor aún: una revisión anual reveló que, en el año previo, se generaron 911,000 puestos menos de los reportados inicialmente. El desempleo de larga duración (más de 27 semanas) afecta ya a 1.8 millones de personas, casi una cuarta parte del total de desocupados.
Los jóvenes son los más golpeados: la tasa de desempleo para quienes tienen entre 22 y 27 años alcanza el 5.3%, un punto porcentual por encima del promedio nacional (4.3%). Mientras, las empresas privadas perdieron 32,000 empleos en septiembre de 2025, según ADP, la mayor caída en dos años y medio. La publicación del informe oficial de empleo, prevista para el 3 de octubre, se canceló por el cierre, dejando a inversores y analistas sin datos clave para evaluar la gravedad de la situación.
La Fed en jaque: recortes de tasas insuficientes
Ante este escenario, la Reserva Federal (Fed) planea dos nuevos recortes de tasas de interés en lo que resta de 2025, tras el ajuste de un cuarto de punto en septiembre. Pero los economistas dudan de que esto baste. «Las tasas más bajas pueden aliviar la presión a corto plazo, pero no resuelven los problemas de fondo», señala Diamond. Entre ellos:
- Déficit y deuda pública récord, que limitan el margen de maniobra fiscal.
- Crisis de vivienda asequible, con precios fuera del alcance de muchos estadounidenses.
- Automatización y reducción de costos, que eliminan empleos sin generar alternativas.
- Incertidumbre por aranceles, como los recientes impuestos a la madera y los muebles, que encarecen productos y desincentivan el comercio.
¿Hacia una recesión evitable?
El riesgo de una recesión dependerá de dos factores: la duración del cierre y la reacción de consumidores y empresas. Si el Congreso logra un acuerdo en semanas, los daños podrían ser manejables. Pero si el estancamiento se prolonga —especialmente si lleva a despidos masivos de empleados federales—, las pérdidas serían permanentes: menos ingresos, menor demanda y un efecto dominó en el sector privado.
Mientras, la Fed se enfrenta a un dilema: bajar tasas arriesga reavivar la inflación, pero no hacerlo podría ahondar la desaceleración. «La política monetaria no puede compensar la falta de políticas fiscales responsables o la parálisis política», advierte Diamond. En un año electoral (2025) marcado por la polarización, la solución parece lejana.
Con información de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), la Reserva Federal y datos de empleo de ADP.
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