Casi la mitad de la población joven del país no estudia, trabaja en condiciones precarias o vive en pobreza, con las mujeres como el grupo más afectado

Al menos 14.4 millones de jóvenes mexicanos —casi la mitad de los 30.5 millones que conforman este sector poblacional— enfrentan un círculo vicioso de pobreza, rezago educativo y exclusión laboral, revelaron especialistas durante el foro «Alternativas frente a la exclusión y el rezago educativo de jóvenes», celebrado el año pasado. La crisis, advirtieron, se agrava entre las mujeres y amenaza con perpetuar la desigualdad si no se toman medidas urgentes.
Según datos presentados por Esteban Álvarez, coordinador de la Alianza Jóvenes con Trabajo Digno, el panorama se divide en tres grupos críticos:
- 4.8 millones de jóvenes ni estudian ni trabajan (conocidos como ninis).
- 6.9 millones tienen empleos precarios (sin seguridad social o salarios dignos).
- 2.6 millones aún asisten a la escuela, pero viven en pobreza y arrastran rezago educativo.
El problema tiene rostro femenino: 8 de cada 10 jóvenes en exclusión total son mujeres, la mayoría dedicadas a trabajos domésticos y de cuidados no remunerados, según el INEGI. Además, el 32% de las jóvenes entre 15 y 29 años vive en pobreza (frente al 26% de los adultos), y el rezago educativo en este grupo aumentó del 19% al 27% entre 2016 y 2024, lo que equivale a 8.2 millones de jóvenes con estudios inconclusos.
Educación y empleo: un binomio roto
La falta de estudios universitarios es un denominador común: el 79% de los jóvenes con empleos precarios y el 80% de los ninis no cuentan con educación superior. En la Ciudad de México, donde hay 2 millones de jóvenes, el 77% de los que trabajan lo hacen en condiciones precarias, señaló Emilia Ramírez, directora de la Red Global Jóvenes Oportunidad. Además, el 80% de las vacantes mejor pagadas (más de 10,000 pesos mensuales) exigen al menos bachillerato concluido, lo que cierra puertas a quienes no lograron terminarlo.
Propuestas urgentes: ¿qué se puede hacer?
Los expertos —entre ellos Ana Paulina González, de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza— coincidieron en que el Estado debe actuar con políticas públicas integrales, en colaboración con el sector privado y la sociedad civil. Entre las medidas clave destacan:
- Fortalecer la educación técnica en nivel medio superior para mejorar las oportunidades laborales.
- Crear un sistema nacional de cuidados que libere tiempo a las mujeres jóvenes, hoy relegadas a labores no remuneradas.
- Reformar programas como Jóvenes Construyendo el Futuro para garantizar capacitación efectiva y vinculación real con empleos dignos.
«Todas las personas jóvenes tienen derechos, y promover su ejercicio requiere políticas efectivas y coordinación social», concluyeron los especialistas, quienes advirtieron que, sin acciones concretas, la pobreza y el rezago seguirán reproduciéndose de generación en generación.
Con información del foro «Alternativas frente a la exclusión y el rezago educativo de jóvenes» (2024) y datos del INEGI.
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