Investigación con más de 13,000 adultos demuestra que una motivación clara protege la salud cerebral, incluso en personas con predisposición genética al Alzheimer.

Un estudio de la Universidad de California en Davis, publicado en The American Journal of Geriatric Psychiatry, confirmó que tener un propósito definido en la vida disminuye en un 28% las probabilidades de desarrollar demencia, además de retrasar su aparición en quienes ya presentan deterioro cognitivo. Los investigadores analizaron datos de 13,765 personas mayores de 45 años durante un período de hasta 15 años (2006–2020), evaluando su bienestar psicológico y señales de envejecimiento cerebral.
El hallazgo más destacado fue que el efecto protector se mantuvo incluso en individuos con riesgo genético de Alzheimer, como aquellos con el gen APOE4. Según la psiquiatra Aliza Wingo, coautora del estudio, «una meta personal —ya sea familiar, laboral, espiritual o altruista— actúa como un escudo para el cerebro, promoviendo resiliencia ante el deterioro». Los científicos ajustaron variables como edad, educación y depresión para garantizar la solidez de los resultados, aunque no indagaron en qué daba sentido a la vida de cada participante, pues reconocieron que esto es profundamente individual.
¿Por qué funciona?
Aunque el mecanismo exacto sigue bajo investigación, los expertos plantean que un propósito activo estimula procesos cerebrales que fortalecen las conexiones neuronales. «Es como un entrenamiento mental constante», explicó el neurólogo Thomas Wingo. A diferencia de fármacos como lecanemab o donanemab —que solo retrasan síntomas y tienen efectos secundarios—, esta «terapia» es gratuita, universal y sin riesgos, como destacó el investigador Nicholas Howard: «No requiere receta médica, solo un cambio de perspectiva».
El estudio refuerza investigaciones previas, pero con un seguimiento más prolongado. Su mensaje central es claro: nunca es tarde para buscar un propósito. Ya sea a los 45 o a los 85 años, definir qué da sentido a la vida podría ser una de las herramientas más poderosas —y menos explotadas— para prevenir enfermedades neurodegenerativas. Los autores subrayan que, en un contexto donde los tratamientos para el Alzheimer son limitados y costosos, cultivar una motivación personal emerge como una estrategia accesible de prevención.
Contexto adicional:
- La demencia afecta a 55 millones de personas en el mundo (OMS, 2023), con proyecciones de triplicarse para 2050.
- Estudios previos (como uno de Rush University en 2019) ya vinculaban el propósito con menor riesgo de Alzheimer, pero con muestras menores y menos tiempo de observación.
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