La medida, que entrará en vigor el 1º de noviembre, escaló las tensiones tras las restricciones chinas a las exportaciones de tierras raras, clave para tecnologías estratégicas.

Estados Unidos aplicará un arancel adicional del 100% a todas las importaciones procedentes de China a partir del 1º de noviembre, anunció el presidente Donald Trump este viernes, en un movimiento que profundiza la crisis comercial entre las dos mayores economías del mundo. La decisión, comunicada a través de la red social Truth Social, incluye también nuevos controles a las exportaciones de software estratégico y la cancelación de una cumbre prevista con el presidente chino, Xi Jinping, programada para dentro de tres semanas en Corea del Sur.
El anuncio llegó horas después de que China ampliará sus restricciones a la exportación de tierras raras —minerales esenciales para fabricar desde vehículos eléctricos hasta equipos militares—, una medida que Trump calificó como un intento de «tomar como rehén a la economía global». Pekín, que domina más del 90% del mercado mundial de estos materiales, añadió el jueves cinco nuevos elementos a su lista de controles y endureció los requisitos para la exportación de tecnologías de refinado y semiconductores.
Ruptura diplomática y impacto en los mercados
La escalada comercial frenó cualquier avance en la distensión entre ambas potencias, que habían mostrado señales de acercamiento en meses recientes. Trump justificó la cancelación de la reunión con Xi al afirmar que «no hay razón para dialogar» mientras China mantenga sus políticas restrictivas. Pekín, por su parte, nunca había confirmado oficialmente el encuentro.
La noticia desencadenó turbulencias en los mercados financieros: los inversores buscaron refugio en bonos del Tesoro estadounidense, lo que derivó en una caída de los rendimientos, mientras el oro subió de precio y el dólar se debilitó frente a otras divisas. Analistas advierten que el conflicto podría afectar cadenas de suministro globales, especialmente en sectores como la electrónica, la automoción y la defensa, altamente dependientes de las tierras raras chinas.
Contexto: Una guerra comercial sin tregua
Esta es la mayor escalada en cuatro meses entre Washington y Pekín, que acumulan años de disputas por desequilibrios comerciales, propiedad intelectual y hegemonía tecnológica. Los aranceles del 100% —que se suman a los ya existentes— podrían encarecer desde productos electrónicos hasta maquinaria industrial, con posibles repercusiones en los precios para consumidores y empresas estadounidenses.
Mientras China insiste en que sus restricciones responden a «intereses de seguridad nacional», EE.UU. acusa a Pekín de usar las tierras raras como arma económica. El próximo 1º de noviembre marcará un nuevo capítulo en este pulso, con consecuencias aún impredecibles para la economía global.
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