Una zona de debilidad en el campo magnético terrestre, conocida como la Anomalía del Atlántico Sur, continúa creciendo entre Sudamérica y África, una expansión que podría impactar la tecnología satelital y la seguridad de los vuelos a gran altitud.

Desde los años 60 se conoce la existencia de esta anomalía, pero el estudio detallado comenzó en 2013 gracias a la misión Swarm de la Agencia Espacial Europea (ESA). El campo magnético terrestre actúa como un escudo invisible que protege la atmósfera de la radiación solar y las partículas cósmicas. En esta región específica, la intensidad del campo ha estado bajando, y el área geográfica de la anomalía ha crecido significativamente desde 2014, añadiendo un área comparable a media Europa. Este debilitamiento del escudo es crucial, ya que un campo magnético más débil en una zona específica incrementa el riesgo de daños para los satélites, y expone a los astronautas y pilotos de aviones a mayor radiación.
La causa de este fenómeno se encuentra en el interior del planeta: el núcleo externo, una capa de hierro líquido en constante y turbulento movimiento, afecta la intensidad y la forma del campo. Los datos de la misión Swarm han revelado que la anomalía no es uniforme, mostrando cambios distintos en sus porciones cercanas a África y Sudamérica. El geofísico Chris Finlay, de la Universidad Técnica de Dinamarca, señala que la región tiene un comportamiento magnético inusual: las líneas de campo, que deberían salir del núcleo en el hemisferio sur, en esta anomalía ingresan de nuevo.
Una de estas zonas de «reingreso» se está moviendo hacia el oeste bajo África. Se cree que esto podría estar vinculado a una gran masa de material caliente ubicada bajo África, conocida como la Provincia Africana de Baja Velocidad de Cizalla, que altera el flujo en el núcleo y debilita el campo. Aunque se considera parte del ciclo normal de la Tierra, las mediciones precisas de Swarm, que se espera continúen hasta más allá de 2030, son fundamentales para crear modelos que permitan anticipar y mitigar los problemas tecnológicos derivados de esta debilidad magnética.
La información y los datos provienen del estudio publicado en la revista Physics of the Earth and Planetary Interiors, de la NASA Goddard/YouTube (por el mapa de la anomalía), de los datos recopilados por la misión Swarm de la Agencia Espacial Europea (ESA), y de declaraciones del geofísico Chris Finlay de la Universidad Técnica de Dinamarca.
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