Un hallazgo de fósiles en Kenia revela por primera vez la mano de Paranthropus boisei, sugiriendo que esta especie extinta poseía la destreza manual necesaria para la manipulación y fabricación de herramientas.

El descubrimiento de un esqueleto parcial de Paranthropus boisei en Koobi Fora, Kenia, ha obligado a los paleoantropólogos a replantearse quién fue el primer fabricante de herramientas. Históricamente, esta capacidad se consideró exclusiva del linaje del género Homo, como Homo habilis. Sin embargo, P. boisei, conocido previamente solo por su cráneo robusto y enormes dientes (ganándose el apodo de “el Hombre Cascanueces”), ahora demuestra una complejidad motora sorprendente. El hallazgo fue realizado por un equipo liderado por la paleoantropóloga Louise Leakey, nieta de los descubridores originales de la especie.
El análisis de los restos, publicado en la revista Nature, reveló una mano con una combinación única de rasgos:
- Pulgar largo y dedos rectos y robustos.
- Meñique móvil.
Esta morfología permite un agarre estable y fuerte, compatible con la manipulación de herramientas de piedra de manera similar a como un humano actual empuña un martillo. Los autores concluyen que no hay impedimento anatómico para descartar que P. boisei pudiera haber fabricado o utilizado herramientas. Este hallazgo rompe con la idea de que solo el género Homo poseía esta destreza. Al mismo tiempo, el esqueleto parcial mostró:
- Arqueos en los huesos del pie, indicativos de una locomoción completamente bípeda y eficiente.
- Partes de la mano similares a las de un gorila, que sugieren una combinación de fuerza y precisión.
Esta combinación de bipedestación eficiente y habilidad manual compleja refuerza la noción de que P. boisei era un homínido terrestre. Su especialización no era la escalada, sino probablemente el procesamiento de alimentos duros (raíces o tubérculos), lo que sugiere que las capacidades motoras avanzadas estaban más distribuidas en el árbol evolutivo humano de lo que se creía. Los fósiles fueron encontrados en la misma capa de sedimento que contenía huellas de homínidos (atribuibles a P. boisei y Homo erectus), confirmando que ambas especies compartieron hábitat durante el Pleistoceno temprano.
La información y los datos provienen de MUY INTERESANTE, basados en el estudio publicado en la revista Nature y el trabajo de campo realizado en Koobi Fora, Kenia, por el equipo liderado por la paleoantropóloga Louise Leakey.
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