
Despues de la pandemia del covid que tanto ha mejorado o que no ha cambiado respecto a la preparacion ante una crisis sanitaria

La pandemia de covid-19 provocó una colaboración público-privada sin precedentes. Jamás se había invertido tanto dinero y esfuerzo de forma conjunta para desarrollar vacunas. La rapidez con la que se diseñaron las inmunizaciones de ARN fue un ejemplo de que la ciencia funciona y de que si ponemos los medios adecuados se puede hacer en un tiempo récord. La agilidad de los trámites burocráticos y de las distintas evaluaciones debería ser un ejemplo para el futuro. Ojalá se actuara de la misma manera para obtener ahora una nueva vacuna contra la tuberculosis, por ejemplo.
También fue un acierto la compra y distribución coordinada y conjunta de vacunas en Europa. ¿Se imaginan ustedes lo que hubiera sido si se hubiera gestionado como se hizo con las mascarillas?
La mayoría de los centros de investigación de todo el mundo pusieron sus recursos humanos y tecnológicos a disposición para luchar contra la pandemia. Hemos aprendido a colaborar.
Actualmente, hay más de 460,000 artículos científicos sobre covid-19 o SARS-CoV-2 en la base de datos PubMed. Esto es cuatro veces más que sobre malaria, una enfermedad con la que llevamos luchando desde hace cientos de años. Sabemos más de este virus que de cualquier otro patógeno. Los estudios, además, han abordado muchos aspectos relacionados con la pandemia: económicos, sociales, jurídicos, políticos, éticos…
Por otra parte, el avance de las tecnologías de ARN ha supuesto una revolución en biomedicina, no solo para el desarrollo de nuevas vacunas y formulaciones, sino incluso para el tratamiento del cáncer.
Solo hay una salud
Aunque la estrategia One Health o Una Salud no es algo nuevo, la pandemia la ha impulsado y revalorizado. Se trata de entender la relación que existe entre la salud humana, la salud animal y la salud del planeta. Más del 75% de los nuevos patógenos que nos afectan provienen de los animales, y ese flujo de microorganismo se ve incrementado por factores ambientales, climáticos y ecológicos.
Si queremos protegernos de futuras amenazas debemos vigilar qué ocurre en el mundo animal y cómo influye el medio ambiente. Para eso es fundamental la vigilancia y la cooperación entre distintos sectores: sanitario, veterinario y ambiental.
Dos ejemplos ilustran que, en parte, estamos aprendiendo la lección: el control de la epidemia de Mpox (viruela del mono) en 2022, que afectó a 130 países, y la vigilancia que se está haciendo actualmente del virus de la gripe H5N1 en el mundo animal.
En qué no hemos mejorado: la tarea pendiente
En septiembre de 2020, Juan Ignacio Pérez Iglesias y un servidor nos preguntábamos cómo habíamos llegado a esa situación: España lideraba entonces el número de infectados y muertes en proporción a su población, y estábamos inmersos en la segunda ola de la pandemia. Ya entonces apuntábamos algunas razones de aquel desastre. Desgraciadamente, cinco años después seguimos sin mejorar en algunos aspectos.
La debilidad del sistema sanitario público en España sigue siendo muy preocupante. La pandemia puso de manifiesto la necesidad de personal, de reforzar la atención primaria, de reducir las listas de espera, de mejorar los servicios de pediatría y geriatría… aspectos en los que no parece que hayamos avanzado mucho.
Aunque las residencias de ancianos no son centros sanitarios, sigue pendiente en la mayoría de las comunidades autónomas reforzar su atención y cuidado sanitario (son la población más vulnerable y cada vez más numerosa). Además, España es de los pocos países europeos donde todavía no existe la especialidad de Enfermedades Infecciosas.