Estos ecosistemas son aliados para enfrentar la crisis climática
Mérida, Yuc. 4 de agosto.- En el marco del Día Internacional de la Defensa del Ecosistema de Manglar, Oceana, la mayor organización internacional dedicada exclusivamente a la protección del océano, hace un llamado para proteger estos ecosistemas que funcionan como guardianes costeros contra el cambio climático y apoyar las iniciativas comunitarias que ya trabajan en su restauración a lo largo del país.
«Los manglares nos protegen de huracanes, almacenan carbono y sustentan la biodiversidad marina. Su pérdida nos hace más vulnerables ante los efectos del cambio climático», señaló Mariana Reyna Coordinadora de Ciencia en Oceana en México.
México ocupa el cuarto lugar mundial en extensión de manglares con 905 mil hectáreas, y pierde en promedio 10 mil hectáreas anuales, una superficie equivalente a 14.5 veces el Bosque de Chapultepec de la Ciudad de México.
Aliados clave contra la crisis climática
Los manglares funcionan como barreras naturales que reducen la altura de las olas entre 13% y 66%, protegiendo a las comunidades costeras de huracanes y tormentas. Además, almacenan alrededor de 1,000 toneladas de carbono por hectárea, convirtiéndolos en uno de los ecosistemas más ricos en carbono del planeta. A pesar de representar menos del 1% de los bosques tropicales, secuestran y almacenan hasta 10 veces más carbono por hectárea que los bosques terrestres
Más de 100 millones de personas a nivel mundial dependen de los manglares para obtener alimento, agua limpia, energía y protección, con un valor económico estimado entre 33 mil y 57 mil dólares por hectárea al año. En México, estos ecosistemas son fundamentales para especies de alto valor pesquero como robalo, pargo, jaiba, almejas, ostiones y diversas especies de camarones, además de ser refugio para aves residentes y migratorias.
Pese a que 76% de las áreas de manglar mexicanas están bajo algún tipo de protección, la degradación continúa debido al cambio de uso de suelo, expansión urbana descontrolada, desarrollo turístico mal planificado y falta de cumplimiento de las leyes vigentes. Investigaciones recientes de la Unam y Conabio han documentado esta pérdida continúa utilizando tecnologías avanzadas de monitoreo satelital,
Mariana Reyna señaló que “existen proyectos comunitarios de restauración de manglares y monitoreo que se desarrollan en diversas regiones costeras del país, demostrando que la conservación participativa funciona cuando se respalda con ciencia y recursos adecuados”.
Mencionó el caso de las Almejeras de Santa Cruz, las Lobas del Manglar, en Sinaloa y las Guardianas de El Conchalito en Baja California Sur, cooperativas de pescadoras que han demostrado que la conservación comunitaria es efectiva cuando se reconoce el valor del conocimiento local.
«Las comunidades ya están demostrando que es posible restaurar y conservar los manglares. Lo que necesitan es un mayor respaldo del gobierno para escalar estos esfuerzos y cumplir con la meta de restaurar 400 mil hectáreas anunciadas por la Semarnat a inicios de este año», enfatizó Reyna.
Oceana hace un llamado a las autoridades para incrementar la inspección y vigilancia en las zonas de manglar, asignar recursos necesarios para su protección y restauración y fortalecer la coordinación institucional para trabajar de la mano con las comunidades que ya están actuando para frenar su pérdida.