
Instalaciones austeras, viables y por etapas
Por instrucción presidencial, la Sedena tiene la misión de construir una infraestructura austera y funcional que debe “erigirse como un aeropuerto de clase mundial, que detone el crecimiento económico regional y nacional, apuntale el turismo local y extranjero y se convierta, además, en un hub de carga aérea dada su excelente ubicación y vías de comunicación al norte del valle de México”.Para la elaboración del plan maestro, se informó que fue considerada la información de la firma NavBlue (quien validó, a finales del año pasado, con un primer estudio la viabilidad de las operaciones simultáneas del AICM, el AISL y el Aeropuerto Internacional de Toluca, y que tiene en marcha otro análisis sobre la reconfiguración del espacio aéreo).Además, se contó con el apoyo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), los Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam), Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) y la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) con la finalidad de generar un aeropuerto capaz de satisfacer la demanda esperada de 99 millones de pasajeros anuales en su máximo desarrollo: en el 2052.De manera colegiada, se planteó que la terminal aérea se desarrollará en cuatro fases estimadas para los años 2022, 2032, 2042 y 2052 (cuando se contará con cinco edificios terminales y 150 puntos de contacto para aeronaves).Además de la construcción del AISL, la Sedena será la encargada de su operación, por lo que ya se designó un equipo multidisciplinario de militares con “amplia preparación y estudios de administración” para que se integre a las actividades de planeación y coordinación de la obra y, asesorados y/o en alianza con expertos en administración de aeropuertos, coadyuven con todos los aspectos logísticos, técnicos y administrativos.Diseño de pistas, conforme a reglas de la OACI
Cerro Paula y sierra de Guadalupe no afectarán operación, reiteran
El cerro Paula y la sierra de Guadalupe no serán un obstáculo geográfico para la operación del Aeropuerto Internacional de Santa Lucía (AISL), afirmó la Secretaría de la Defensa (Sedena), porque sus pistas fueron diseñadas, finalmente, de acuerdo con la normatividad de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).El esquema inicial del aeropuerto presentado por el equipo de transición del ahora presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y elaborado por el ingeniero José María Riobóo, planteó la operación de tres pistas: la militar existente, al norte del polígono; y la construcción de dos nuevas para uso civil, aunque una de ellas (la sur) tenía un “problema de planeación” por estar direccionada con el cercano cerro Paula.“Al asumir esta secretaría la responsabilidad total del proyecto y de su construcción, la residencia de obra militar en coordinación con la Fuerza Aérea Mexicana revisaron detalladamente el plan maestro inicial, encontrándose que las Superficies Limitadoras de Obstáculos (SLOs) aplicables a las pistas del mismo, presentaban una afectación respecto al cerro Paula (…) afectando la aproximación y ascenso al despegue de las aeronaves, y que la operación de sur a norte estaba comprometida por la sierra de Guadalupe”, se explicó.La Sedena refirió en su documento que los objetos que infringen las SLOs son considerados como obstáculos y deben, en la medida de lo posible, eliminarse y cuando no es posible, en ciertas circunstancias, pueden dar lugar a una mayor altitud o altura de franqueamiento de obstáculos en los procedimientos de aproximación por instrumentos o visual. “De conformidad con lo establecido en el capítulo cuatro del Anexo 14 de la OACI (Diseño y Operaciones de Aeródromos), se consideró para el diseño de las SLO’s de las pistas del Aeropuerto Internacional de Santa Lucía, la prolongación de la pendiente de 2.5%, correspondiente a la segunda sección de la superficie de Aproximación, hasta franquear el obstáculo natural (cerro Paula)”, detalla el plan maestro.Fuente: El economistaDescubre más desde NotaTrasNota
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