
Llevamos años asistiendo a la aparición de tratamientos contra el cáncer alternativos a la quimioterapia, como la inmunoterapia, (que es capaz de activar el propio sistema inmune del organismo para identificar y destruir células tumorales), todo ello con el objetivo de paliar las agresivas consecuencias para la salud de un tratamiento con quimio o radio. Ahora, este equipo de investigadores ha encontrado la manera de hacer llegar estos químicos tóxicos directamente a las células correctas, las tumorales, dejando intacto al resto de células sanas del organismo. ¿Cómo lo han logrado?
Un caballo de Troya molecular
Según un resumen del trabajo, publicado ayer por la revista Nature Catalysis, el proceso sería equivalente a dejar entrar en la célula tumoral una especie de caballo de Troya. Las células del cáncer dejarán pasar a su interior, insospechadamente, unos exosomas con un eficaz enemigo en su interior. Los exosomas son unos biomarcadores que secretan la mayoría de las células, y están compuestos de una membrana que contiene las características de la célula de la que provienen. Con esta membrana, a modo de disfraz, estos exosomas, que miden 100 nanómetros, se introducirían en el interior de la célula cancerígena.El arma que poseen en su interior es un catalizador de Paladio. Los catalizadores sirven para acelerar procesos químicos. Una vez dentro de la célular tumoral, el catalizador transformará una molécula tóxica hasta entonces inactiva (panobinostat, un quimioterápico aprobado en 2015) en activa. Ahora, el caballo de Troya ha liberado el anticancerígeno, y la célula tumoral ha muerto sin implicar toxicidad para el resto de tejidos.“Hemos introducido el catalizador dentro de unas minúsculas vesículas o exosomas con un tamaño del orden de 100 nanómetros, que son capaces de viajar al interior de la célula tumoral. Una vez allí, han catalizado una reacción que transforma una molécula pasiva en un potente anticancerígeno”, señala Jesús Santamaría, catedrático de la Universidad de Zaragoza, que junto con el Prof. Unciti-Broceta ha liderado este trabajo que publica la prestigiosa revista científica Nature Catalysis.
Célula tumoral con los filamentos de actina marcados en turquesa, el núcleo en azul y en verde los exosomas.
Este sofisticado proceso molecular se basa, no obstante, en la vida cotidiana, como indican los investigadores: “Usamos catalizadores en muchos aspectos de la vida cotidiana porque permiten llevar a cabo reacciones químicas que, de otra forma, no serían posibles. Por ejemplo, los gases que salen de nuestro coche pasan por un catalizador para convertirlos en otros menos dañinos para el medio ambiente y la salud”. Por tanto, ¿por qué no se había planteado usar este proceso hasta ahora como terapia anticáncer? Según los autores: “Existen grandes obstáculos: encontrar catalizadores y reacciones adecuadas y, sobre todo, llevar los catalizadores al interior de las células objetivo, y no a otras”.
En el estudio “Cancer-derived exosomes loaded with ultrathin palladium nanosheets for targeted bioorthogonal catalysis” participan María Sancho, Víctor Sebastián y Manuel Arruebo, de la Universidad de Zaragoza, y Pilar Martín-Duque, de la Fundación Agencia Aragonesa para la Investigación y el Desarrollo (ARAID adjudicada al IACS) del Gobierno de Aragón en el INA y asociada al IIS-Aragón, así como la investigadora de la UGR, Belén Rubio Ruiz. El trabajo se ha realizado en colaboración con el grupo de investigación de la Universidad de Edimburgo, dirigido por el profesor Unciti-Broceta.
Fuente: Muy interesante
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