

José Cortazar Navarrete.- Mérida, Yuc. 28 de feb. – De los 106 municipios de Yucatán, 66 tienen una infancia con signos de desnutrición. Es preciso establece políticas públicas en materia alimentaria para atender el problema de niños indígenas que habitan en el 50 por ciento del territorio yucateco, advirtió Monserrat Salazar Gamboa, Directora Ejecutiva en México del organismo “El Proyecto del Hambre” –The Hunger Proyect-.
Salazar Gamboa participó en la inauguración del evento ‘Construyendo un sistema de cuidados para Yucatán’ que organiza el Gobierno del Estado, la Agencia de Cooperación de Alemania (GIZ) y el Proyecto del Hambre para crear una hoja de ruta en las tareas de cuidado y atención de las personas, que funcionalmente realizan las mujeres sin remuneración.
Destacó que, Yucatán es el primer estado del país en realizar un compromiso con las acciones de generar políticas públicas para atender el rezago de miles de niños y las personas que protegen y cuidan a ancianos, menores y personas con discapacidad en nuestro estado. Expuso que, como parte de los mecanismos de cooperación, se busca llevar tareas y compromisos para encauzar acciones directas para atender la situación de pobreza de cientos de familias yucatecas.
En este evento, organismos de la sociedad civil y autoridades presentarán alternativas, metas y objetivos para establecer acciones legislativas para cientos de personas que atienden y ofrecen cuidados médicos, de salud, alimentaria, protección y seguridad para ancianos, niños y discapacitados.
De acuerdo con datos de Unicef, -agencia para protección de la infancia, dependiente de Naciones Unidas- en Yucatán uno de cada cinco niños sufre desnutrición crónica, cuatro de cada 10 presentan sobrepeso y tres de cada 10 adolescentes obesidad, por lo que es imperativo establecer medidas y condiciones sobre la comida ‘chatarra’ que injieren los menores en centros escolares, pero también en sus casas, con hábitos alimenticios deficientes.
Según se indica, los menores de edad son altos consumidores de productos y no alimentos, consumen grasas, sal, azúcar y muy pobres de nutrimentos, fibras naturales; además, hay un entorno obesogénico, con una oferta constante y comercialización de este tipo de golosinas”, expuso.
Se detalla que, este tema implica un alto costo para la salud, pues una proyección a 65 años con estos niveles de obesidad, costarán 143 millones de años vida en México a las jóvenes y 42 billones de pesos para su atención. Además, costará 4.6 millones de pesos atender a cada menor con problemas de obesidad.
“Yucatán tiene un sistema adecuado para combatir estas formas de desnutrición y para trabajar en tres vertientes: fortalecer el sistema de salud y nutrición; trabajar en la transformación de entornos alimentarios; y la implementación de actividades de promoción para el cambio social y de comportamiento”, indicó.