Columna: āConstruyendoā
El que mucho se despideā¦
Por: RaĆŗl AsĆs Monforte GonzĆ”lez
En el imaginario colectivo, la despedida de los combustibles fósiles se ha convertido en una aspiración casi poĆ©tica, evocando la promesa de un futuro mĆ”s limpio y sostenible. La narrativa predominante seƱala que la transición hacia energĆas renovables como la solar y la eólica es el camino ineludible para mitigar el cambio climĆ”tico. Sin embargo, el refrĆ”n āEl que mucho se despide, pocas ganas tiene de irseā parece resonar en este contexto, ya que los combustibles fósiles, lejos de desaparecer, siguen siendo una parte fundamental del sistema energĆ©tico mundial.
Aunque la demanda de electricidad ha mostrado un crecimiento moderado durante dĆ©cadas, gracias en gran parte a los avances en eficiencia energĆ©tica, la situación estĆ” cambiando rĆ”pidamente. Los edificios son mĆ”s eficientes, las fĆ”bricas optimizan sus procesos y los electrodomĆ©sticos consumen menos energĆa. Sin embargo, estas ganancias estĆ”n siendo superadas por nuevos factores que estĆ”n transformando la dinĆ”mica energĆ©tica a una velocidad vertiginosa.
Uno de estos factores es el crecimiento de los centros de almacenamiento de datos y el auge de la inteligencia artificial. Estas tecnologĆas, que ya son esenciales para la economĆa y la vida cotidiana, requieren cantidades enormes de electricidad para operar.
De igual forma, el cambio climĆ”tico ha intensificado la dependencia de los sistemas de calefacción y aire acondicionado, lo que eleva significativamente el consumo energĆ©tico en hogares y oficinas. AdemĆ”s, la expansión de los vehĆculos elĆ©ctricos, que prometen reducir las emisiones de carbono, plantea un desafĆo adicional al incrementar la demanda de electricidad para la carga de millones de baterĆas.
Esta combinación de factores anuncia un crecimiento acelerado de la demanda de electricidad a nivel global. Paradójicamente, aunque las energĆas limpias estĆ”n avanzando a pasos agigantados ārepresentando mĆ”s del 95% de la nueva capacidad instalada en el mundoā, su expansión no es suficiente para cubrir este nuevo consumo ni para reemplazar completamente a las plantas de generación basadas en combustibles fósiles.
El desafĆo es monumental. No se trata Ćŗnicamente de instalar mĆ”s paneles solares o turbinas eólicas, sino de garantizar que estas fuentes puedan satisfacer la demanda constante y predecible que exige nuestra sociedad moderna. Las limitaciones de almacenamiento energĆ©tico, como las baterĆas, y la intermitencia de las energĆas renovables complican aĆŗn mĆ”s la transición. En este contexto, los combustibles fósiles se resisten a desaparecer, ocupando el vacĆo que las renovables aĆŗn no pueden llenar.
Para evitar que esta despedida se prolongue indefinidamente, es necesario acelerar la innovación tecnológica en el almacenamiento de energĆa y en la optimización de las redes elĆ©ctricas. AdemĆ”s, debemos replantear nuestro modelo de consumo y cuestionar si es sostenible seguir aumentando la demanda energĆ©tica sin lĆmites.
La transición energética no serÔ un simple adiós, sino un proceso complejo que requiere decisiones valientes, inversiones masivas y, sobre todo, una voluntad colectiva para enfrentar las contradicciones inherentes a nuestro sistema.
Porque, mientras el mundo se despide de los combustibles fósiles, ellos siguen aferrÔndose al escenario, recordÔndonos que aún no estamos listos para dejarlos ir.
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