
La administración Trump planea exigir a otras naciones que restrinjan el comercio con China a cambio de reducciones o exenciones de los aranceles estadounidenses.

La administración Trump planea exigir a otras naciones que restrinjan el comercio con China a cambio de reducciones o exenciones de los aranceles estadounidenses. Esto forma parte de un esfuerzo para presionar a Beijing a cambiar sus prácticas económicas y limitar su poder manufacturero.
El equipo de Trump está considerando pedir a representantes de otros países que impongan aranceles secundarios a ciertas importaciones de China y eviten absorber exceso de mercancías procedentes del país asiático. Sin embargo, no está claro si esta estrategia será exitosa, ya que algunos funcionarios extranjeros han expresado dudas sobre la probabilidad de llegar a acuerdos arancelarios.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, es uno de los principales defensores de esta idea y se muestra optimista sobre la posibilidad de llegar a acuerdos con socios tradicionales de Estados Unidos para luego enfrentarse a China como un grupo unido.
China ha sido un objetivo constante de críticas por su desequilibrio comercial, supuesto robo de propiedad intelectual y subsidios gubernamentales. Aunque Trump ha mantenido la posibilidad de negociar un acuerdo arancelario, ha aumentado los gravámenes a China hasta el 145% tras una serie de contrarrepresalias con Beijing.
Para que el plan de Trump tenga éxito, necesitaría el apoyo de países europeos y asiáticos que han mostrado resistencia a reducir drásticamente sus relaciones con China. Además, la decisión de Trump de aumentar los aranceles a amigos y enemigos por igual ha hecho que algunas capitales extranjeras ya no vean a Estados Unidos como un aliado fiable.