
El gobierno de Estados Unidos ha desplegado aproximadamente 11,900 soldados en la frontera suroeste, donde el número de inmigrantes capturados cruzando ilegalmente en marzo alcanzó su nivel más bajo.

El Ejército ha creado una segunda zona militar en la frontera con México, específicamente en Texas, para detener temporalmente a migrantes o intrusos.
Esta medida se suma a otra zona establecida en Nuevo México. El presidente Donald Trump inició una campaña de aplicación de la ley de inmigración después de asumir el cargo, aumentando las tropas en la frontera sur y prometiendo deportar a millones de inmigrantes indocumentados.
El Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP) mantiene la jurisdicción sobre los cruces fronterizos ilegales en estas zonas y las tropas entregarían a los migrantes detenidos a la Patrulla de Fronteras o a otras fuerzas de seguridad civiles. Hasta ahora, 82 migrantes han sido acusados de cruzar la zona de seguridad, pero las tropas estadounidenses no han realizado detenciones.
La zona militar permite al gobierno usar tropas para detener a migrantes sin invocar la Ley de Insurrección de 1807. Trump había ordenado al Pentágono y al Departamento de Seguridad Nacional que recomendaran si sería necesario adoptar medidas, incluida la Ley de Insurrección, para hacer frente a los migrantes. Sin embargo, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, recomendó la semana pasada que en este momento no era necesaria la Ley de Insurrección. La última vez que se invocó esta ley fue durante los disturbios de Los Ángeles de 1992.