
En México, el panorama financiero ha cambiado drásticamente en la última década. Antes no existían fintech, y ahora hay alrededor de 800 compitiendo con los 52 bancos autorizados.

Esto ha obligado a los bancos a invertir en tecnología, asociarse con fintech o crear sus propios bancos digitales. Las fintech se centran principalmente en los créditos personales y al consumo, pero ahora quieren expandirse al crédito de nómina, un producto que solo pueden ofrecer los bancos según la legislación actual.
Ejemplos de fintech que se han convertido en bancos son Ualá, Nu y Mercado Pago. El presidente saliente de la ABM, Julio Carranza, anunció que se esperan entre ocho y diez bancos más y nuevas tecnológicas en el mercado. Los banqueros tradicionales ven esta situación como una competencia saludable, no como una guerra.
Eduardo Osuna, presidente de BBVA México, considera que la entrada de nuevos jugadores es un reto para seguir innovando. Felipe García Ascencio, director de Banco Santander México, cree que toda la competencia es buena si fortalece el sistema financiero. Openbank, el banco digital de Santander, ya cuenta con 28,000 clientes en México.
Sin embargo, la figura de las fintech ha sido criticada, ya que algunas solo han contribuido a endeudar a los mexicanos. Tamara Caballero, directora de Multiva, es la única mujer al frente de un banco en este momento y planea ser aliada del Plan México impulsado por la presidenta Claudia Sheinbaum.
En la 88 Convención Bancaria, se espera que el secretario de Hacienda, Edgar Amador Zamora, anuncie un programa de apoyo a las Pymes, incluyendo una reducción en las tasas de interés de los productos de garantías y factoraje que ofrece la banca de desarrollo a este sector. Se anticipa que los banqueros recibirán un regaño por centrarse en el crédito al consumo en lugar de financiar a los sectores productivos.