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El lupus, una enfermedad autoinmune, afecta principalmente a las mujeres en edad reproductiva, con nueve de cada diez casos diagnosticados siendo femeninos.

Según la Fundación de Lupus de América, esta enfermedad se encuentra entre las 20 principales causas de muerte en mujeres entre cinco y 64 años. Aunque también puede afectar a niños, adolescentes y adultos, se estima que cinco millones de personas en el mundo viven con lupus. En México, entre 20 y 90 personas por cada cien mil habitantes padecen esta enfermedad crónica.
Aunque no existe una cura para el lupus, los tratamientos pueden ayudar a controlar los síntomas. El lupus se manifiesta cuando el sistema inmunológico ataca los tejidos y órganos del cuerpo, causando inflamación que puede afectar diversos sistemas y órganos, como las articulaciones, la piel, los riñones, las células sanguíneas, el cerebro, el corazón y los pulmones.
Existen cuatro tipos de lupus: sistémico, cutáneo, inducido por medicamentos y neonatal. El lupus sistémico representa el 70% de los casos y puede afectar órganos importantes como el corazón, los pulmones, los riñones o el cerebro. El lupus cutáneo solo afecta a la piel y representa el 10% de los casos. El lupus inducido por medicamentos también representa el 10% de los casos y es causado por altas dosis de ciertos fármacos, cuyos síntomas desaparecen al suspender su consumo. El lupus neonatal es una afección rara causada por los anticuerpos de la madre, que generalmente desaparece sin efectos duraderos después de seis meses.
El diagnóstico del lupus puede ser difícil debido a que sus signos y síntomas son similares a los de otras enfermedades, pero se puede detectar a través de diversas pruebas de sangre y exámenes físicos. Algunas personas nacen con una tendencia a padecer lupus, que puede ser desencadenada por infecciones, ciertos medicamentos o la luz del sol.