
El Alzheimer podría diagnosticarse más de 10 años antes de los primeros síntomas gracias a un nuevo estudio.

Un equipo internacional descubrió que una proteína en la sangre, llamada beta-sinucleína, podría alertar sobre la enfermedad en etapas tempranas, especialmente en personas con predisposición genética.
Esta proteína habita en las conexiones entre neuronas y, si se dañan, se libera y aparece en la sangre. Patrick Öckl, neurólogo del Centro Alemán para Enfermedades Neurodegenerativas, afirma que medir esta proteína en sangre es sencillo y refleja daño neuronal temprano.
El estudio analizó muestras de sangre de 178 personas con y sin síntomas, algunas con mutaciones genéticas relacionadas con el Alzheimer. Los resultados mostraron que quienes tenían la mutación pero no presentaban síntomas ya tenían niveles altos de beta-sinucleína, y quienes sí tenían síntomas los niveles eran aún mayores.
Esto sugiere que la proteína aparece desde las primeras etapas del daño cerebral, actuando como una señal de alerta antes del deterioro cognitivo visible. Además, podría servir para medir la rapidez de avance de la enfermedad o la eficacia de tratamientos para proteger las neuronas.
Los expertos insisten en la importancia de empezar tratamientos lo más pronto posible, como los anticuerpos contra el amiloide, que pueden retrasar el avance de la enfermedad varios años. Sin embargo, el gran desafío es diagnosticar el Alzheimer a tiempo, ya que actualmente suele hacerse demasiado tarde, cuando el daño cerebral es grave y los tratamientos son menos efectivos.
Un análisis de sangre que mida la beta-sinucleína podría mejorar el diagnóstico temprano y aprovechar al máximo los nuevos medicamentos para quienes están en riesgo. Si se confirma su eficacia, podría convertirse en una herramienta clave para detectar el Alzheimer mucho antes de que empiece a notarse.