
Una simple marca de ocre en una piedra cuestiona prejuicios y amplía nuestra comprensión de la humanidad, incluso hace miles de años.

Un gesto artístico neandertal desafía prejuicios
Hace 43.000 años, un neandertal dejó una huella de ocre en un guijarro, descubierta en 2022 en el refugio de San Lázaro (España). Esta marca, posiblemente la huella dactilar humana más antigua, podría ser también una de las primeras representaciones artísticas de un rostro: dos hoyos superiores y uno inferior simulan ojos y boca, con la huella como nariz.
¿Arte o casualidad?
Los arqueólogos, liderados por David Álvarez-Alonso, descartan que sea accidental. La piedra, traída de un río cercano, no tenía utilidad práctica ni más pigmento en el sitio, lo que sugiere un acto simbólico. Álvarez-Alonso señala que, de ser obra de un Homo sapiens, se clasificaría sin dudar como «arte portátil», pero el escepticismo persiste por el autor neandertal.
Un hallazgo que redefine la historia
El estudio, publicado en Archaeological and Anthropological Sciences, destaca la intención detrás del gesto: no era funcional, sino expresivo. Esto desafía la imagen tradicional de los neandertales como seres rudimentarios, revelando su capacidad de observación, imaginación y creación.