
Plan México: avances y desafíos en la carrera por el nearshoring

Un proyecto ambicioso con luces y sombras
El Plan México, impulsado por la nueva administración, busca posicionar al país como un hub global de producción mediante inversiones en infraestructura, energía y capacitación laboral. Aunque ha logrado avances en corredores logísticos y atracción de capitales, enfrenta rezagos regulatorios y financieros que frenan su potencial.
La postura oficial: logros y obstáculos
El gobierno ha priorizado la rehabilitación de infraestructura ferroviaria y la agilización de permisos ambientales, además de establecer diálogos con corporativos internacionales. Sin embargo, persisten incertidumbres en el sector energético, donde el marco regulatorio sigue sin claridad, y las Asociaciones Público-Privadas (APPs) no han despegado como se esperaba.
¿Qué consecuencias tiene?
- Oportunidad económica: México podría consolidarse como destino clave para el nearshoring, atrayendo industrias como la automotriz y aeroespacial.
- Riesgo de estancamiento: La falta de certidumbre regulatoria y financiera frena decisiones de inversión, especialmente en energías renovables.
- Competencia global: Países como Vietnam e India avanzan más rápido en la captura de capitales, mientras la inversión extranjera directa muestra señales de cautela.
Se espera que en julio se revelen detalles sobre políticas arancelarias y relocalización industrial, lo que podría definir el rumbo del plan. Mientras tanto, el sector privado pide una oficina técnica de promoción de inversiones para agilizar trámites y garantizar continuidad institucional.
- La banca de desarrollo, como Nafin y Banobras, aún no despliega esquemas financieros robustos para proyectos medianos.
- La UNCTAD reporta una reducción global en flujos de inversión, lo que aumenta la presión por acelerar el Plan México.
- Sin ajustes regulatorios y financieros, el proyecto podría quedar como una iniciativa más sin resultados tangibles.