La proporción de transacciones bajo el paraguas de la Organización Mundial del Comercio cae al 72%, mientras crecen las tensiones geopolíticas y los aranceles unilateral. ¿Estamos ante el fin del sistema multilateral que impulsó la globalización?

El sistema de comercio internacional vive su momento más crítico desde la Segunda Guerra Mundial. Ngozi Okonjo-Iweala, directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), advirtió este martes que las normas que han regulado el intercambio global durante décadas están sufriendo una «alteración sin precedentes», con consecuencias que podrían redefinir la economía mundial. En su primer discurso tras iniciar su segundo mandato al frente del organismo, Okonjo-Iweala reveló que solo el 72% del comercio global se realiza actualmente bajo los acuerdos de la OMC —una caída drástica desde el 80% registrado antes de 2018— y pronosticó que esta cifra podría seguir disminuyendo.
El declive de un pilar económico: ¿por qué el comercio bajo la OMC se reduce?
El principio de «nación más favorecida», piedra angular del sistema multilateral, obliga a los 164 países miembros de la OMC a otorgar las mismas condiciones comerciales a todos sus socios. Sin embargo, esta regla ha perdido fuerza en los últimos años, erosionada por guerras arancelarias, bloqueos geopolíticos y acuerdos bilaterales que eluden los marcos globales. El punto de inflexión llegó con la administración de Donald Trump (2017-2021), cuando Estados Unidos impuso aranceles masivos a China, la Unión Europea y otros socios, desatando una ola de represalias que fracturó la previsibilidad del comercio.
Datos de la OMC confirman que, desde entonces, el volumen de intercambios sujetos a las normas del organismo ha caído un 8%, mientras proliferan los acuerdos fuera de su supervisión. «No es casualidad que hoy muchos cuestionen la utilidad de un sistema diseñado para ser predecible», señaló Okonjo-Iweala, quien reconoció «señales de resistencia» en algunos sectores, pero advirtió que el riesgo de fragmentación es real.
Geopolítica vs. globalización: las tres amenazas que acechan al comercio
- La guerra de los aranceles: Desde 2018, más de 3.000 medidas proteccionistas han sido implementadas por gobiernos en todo el mundo, según la OMC. Estas barreras —que incluyen impuestos a importaciones, cuotas y subsidios distorsionadores— han reducido la competitividad y encarecido productos básicos, desde acero hasta semiconductores.
- El auge de los bloques regionales: Países y alianzas (como la UE, el RCEP en Asia o el T-MEC en América) priorizan acuerdos entre socios afines, dejando de lado el multilateralismo. Aunque estos pactos facilitan el comercio interno, debilitan la cohesión global y generan exclusiones que benefician a unos pocos.
- Las tensiones entre potencias: La rivalidad entre EE.UU. y China, junto a conflictos como la guerra en Ucrania, han llevado a restricciones en sectores clave (tecnología, energía, alimentos). Ejemplo claro: las sanciones occidentales a Rusia y la respuesta de Moscú con embargos a exportaciones de granos, que dispararon los precios mundiales en 2022.
¿Qué está en juego? Las consecuencias de un mundo sin reglas comerciales claras
La OMC no solo regula aranceles; también resuelve disputas, evita guerras comerciales y promueve estándares comunes. Su debilidad actual tiene implicaciones directas:
- Incertidumbre para las empresas: Sin normas predecibles, las cadenas de suministro se vuelven más caras y riesgosas. Sectores como el automotriz o el farmacéutico ya enfrentan retrasos por barreras improvisadas.
- Aumento de la desigualdad: Los países en desarrollo, que dependen más del acceso a mercados abiertos, son los más perjudicados. África, por ejemplo, podría ver reducidas sus exportaciones en un 15% para 2030, según estimaciones del Banco Mundial.
- Riesgo de escalada: Sin un árbitro neutral, los conflictos comerciales podrían derivar en represalias más agresivas, como embargos totales o devaluaciones competitivas.
¿Hay solución? Los desafíos de Okonjo-Iweala en su segundo mandato
La directora de la OMC enfocará sus esfuerzos en tres frentes:
- Reformar el sistema de resolución de disputas, paralizado desde 2019 por el bloqueo de EE.UU. a la designación de jueces.
- Modernizar las normas para incluir temas pendientes, como el comercio digital, la sostenibilidad y las subvenciones a tecnologías verdes.
- Recuperar la confianza entre miembros, especialmente entre Washington y Pekín, cuyos enfrentamientos han paralizado negociaciones clave.
«El comercio no es un fin en sí mismo, pero es una herramienta esencial para el crecimiento y la paz», subrayó Okonjo-Iweala. Sin embargo, el reloj corre: si la tendencia actual continúa, para 2027 menos del 70% del comercio global estará bajo las reglas de la OMC, un escenario que, según expertos, nos acercaría a la «balcanización económica» —un mundo dividido en bloques con normas propias, donde la cooperación sería la excepción, no la regla.
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