Un análisis de ONU-Habitat advierte que la estructura urbana intensifica los fenómenos naturales, urgiendo a las ciudades a rediseñar el drenaje e invertir en infraestructura verde.

Las recientes inundaciones en municipios de Veracruz, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí e Hidalgo, que causaron pérdidas humanas, son una muestra de cómo la estructura de las urbes está amplificando los riesgos ante fenómenos naturales cada vez más intensos. Un análisis de ONU-Habitat indica que la topografía urbana, la expansión en zonas vulnerables y la complejidad de la respuesta local intensifican el daño, afectando a miles de habitantes.
Un estudio internacional citado por el informe encontró que las zonas urbanas actúan como verdaderas «islas húmedas», experimentando anomalías significativas en la precipitación con lluvias más intensas y frecuentes que en sus alrededores rurales. Esto se debe a tres factores clave:
- Islas de calor urbano: El asfalto y el concreto retienen calor, lo que genera corrientes de aire ascendentes que aumentan la formación de nubes y la precipitación.
- Contaminación y aerosoles: La polución actúa como «semilla» para las gotas de agua, modificando la formación de nubes e intensificando las tormentas.
- Estructura urbana y viento: Los rascacielos y la alta densidad de construcciones ralentizan el viento, lo que provoca que los eventos de lluvia se prolonguen.
El análisis subraya que, en las últimas dos décadas, la lluvia urbana ha aumentado hasta $62$ milímetros por año en algunas ciudades. El impacto se magnifica en regiones como África, Oceanía, ciudades tropicales, templadas y costeras.
Acciones urgentes para la mitigación
El reporte concluye que la planificación inteligente y resiliente puede mitigar los efectos. ONU-Habitat propone cuatro acciones prioritarias:
- Rediseñar sistemas de drenaje: Crear infraestructura capaz de manejar lluvias más intensas.
- Más espacios verdes: Implementar parques, techos verdes y pavimentos permeables para absorber el exceso de agua.
- Incorporar la urbanización en modelos climáticos: Considerar cómo el diseño urbano afecta el clima y el riesgo de inundaciones.
- Crear sistemas de alerta temprana: Establecer mecanismos de alerta accesibles a todas las comunidades, especialmente las más vulnerables.
La representante de ONU-Habitat, Fernanda Lonardoni, afirmó que están listos para apoyar los esfuerzos nacionales y locales en la construcción de resiliencia.
La información y los datos provienen de EL ECONOMISTA, con base en el análisis de ONU-Habitat y declaraciones de Fernanda Lonardoni.
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