La neoplasia, ligada al Virus del Papiloma Humano (VPH), cobró 4,646 vidas en 2022. Expertos urgen la detección temprana y ampliar la baja cobertura de Papanicolaou en el país.

El cáncer cervicouterino (CaCu) se origina en las células del cuello uterino. Es la segunda causa de muerte por cáncer en mujeres en México. En la mayoría de los casos es consecuencia de la infección persistente por el VPH de alto riesgo. El virus genera displasias, que son lesiones precancerosas. Si estas lesiones no se detectan o tratan, progresan a cáncer invasivo. En 2022, el cáncer de cérvix cobró la vida de 4,646 mujeres en el país. Esto refleja una tasa de 11.4 muertes por cada 100,000 mujeres mayores de 25 años.
La detección temprana es el factor más importante para reducir la mortalidad. Sin embargo, la cobertura de screening es insuficiente en el país. Solo el 40% de las mujeres entre 25 y 64 años se realiza el Papanicolaou en el periodo de tiempo recomendado. La mortalidad es más alta en estados con rezago socioeconómico. Chiapas, Guerrero y Oaxaca presentan las tasas más elevadas de muertes por este tipo de cáncer.
La prevención también se enfoca en la vacunación contra el VPH para niñas. La Secretaría de Salud tiene la meta de alcanzar una cobertura del 80% en la población objetivo. México debe mejorar las políticas públicas. Esto asegurará el acceso a la detección y al tratamiento continuo de esta neoplasia.
La información y los datos provienen de EL ECONOMISTA, basados en cifras del Inegi y datos complementarios de la Secretaría de Salud (SSA), Globocan y el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva (CNEGySR).
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